MESOPOTAMIA


Hace unos 6.000 años en el cercano Oriente, los pueblos del neolítico se fueron transformando gradualmente en ciudades y surgieron las primeras grandes civilizaciones urbanas. A medida que crecía la población y se intensificaba la especialización del trabajo y la división social, se formaban los primeros cascos urbanos, donde vivían las familias que no estaban directamente vinculadas en la producción de alimentos.
Con el establecimiento de estas sociedades urbanas surge también la civilización, que se caracteriza por tener como característica principal una estructuración social y económica sólida y la creación de estados organizados que se encargan de regular la vida de las personas mediante códigos y leyes.

Mesopotamia es una zona localizada al suroccidente del continente asiático, entre los ríos Tigris y Éufrates (Mesopotamia significa en griego “tierra entre ríos”).

Mesopotamia limita al norte con los Montes Taurus; al oriente, con los Montes Zagros; al sur, con el Golfo Pérsico y al occidente, con el Desierto de Arabia y el Mar Mediterráneo.

En la antigüedad, Mesopotamia se caracterizó por ser una región fértil, donde prosperaron las actividades agrícolas, ganaderas, orfebres y comerciales. Por esta razón, la región fue conocida como la Media Luna fértil. Allí tuvo lugar el desarrollo de múltiples culturas a lo largo de la historia: los sumerios, los acadios, los babilonios y los asirios.
En la actualidad, la región de la Mesopotamia corresponde a los territorios ocupados por Irak, Siria e Irán.
La Media Luna fértil Por sus características físicas, Mesopotamia se dividía en tres grandes zonas:

La zona alta, conocida antiguamente como Asiria, se ubicaba al norte de Mesopotamia. Se caracterizó por ser una zona montañosa y seca, con escasa vegetación y suelos semiáridos apta solo para la cría de ganado menor, como las cabras.

La zona media, denominada Akkad o Babilonia, se encontraba situada en el centro de Mesopotamia y se localizaba en el punto más estrecho entre los ríos Tigris y Éufrates. Se caracterizó por sus grandes llanuras fértiles, con suelos aptos para la agricultura y una vegetación compuesta por arbustos bajos y palmeras.

La zona baja, llamada Súmer, comprendía el área ubicada al sur de Mesopotamia y se extendía hasta la desembocadura de los ríos en el Golfo Pérsico. Se destacó por tener un clima desértico, con suelos llanos, fértiles y pantanosos, que hicieron de esta zona un área apta para la agricultura.

Mesopotamia: cuna de la civilización

Para el año 8000 a.C., muchos pueblos se instalaron en Mesopotamia donde la riqueza de los suelos permitió que empezaran a cultivar cereales como el trigo y la cebada.
Hacia el año 6000 a.C., los pobladores de la zona iniciaron la construcción de canales para trasportar el agua de los ríos hacia los cultivos. Además, domesticaron animales como las cabras y las ovejas, para obtener productos cárnicos, lana y leche. De esta forma, dejaron de vivir de la caza y de la recolección de frutos silvestres y empezaron a vivir de la agricultura y el pastoreo de animales.

Las civilizaciones de la Media Luna fértil
Entre el cuarto milenio a.C. y el año 331 a.C., Mesopotamia fue habitada sucesivamente por una serie de pueblos que evolucionaron de ciudades-Estados hacia grandes imperios, es decir, extensos territorios dominados por un mismo
gobierno.

Entre los principales pueblos que se organizaron en Mesopotamia estaban: los sumerios, los acadios, los babilonios, los hititas, los asirios, los neo babilónicos, los medos y los persas.

El período Sumerio
A partir del año 4000 a.C., los sumerios (de origen desconocido) invadieron el sur de Mesopotamia y fundaron las primeras ciudades-Estado como Kish, Uruk, Ur y Lagash, entre otras. Cada una tenía sus propios gobernantes y leyes, se regía como estado independiente y mantenía una constante lucha con las ciudades vecinas por el control de los recursos naturales.

Cada ciudad contaba con un templo llamado zigurat que centralizaba todos los aspectos económicos, políticos, religiosos y sociales de la ciudad. En un principio, el dominio político fue ejercido por un rey-sacerdote elegido por los habitantes de las distintas ciudades. Con el tiempo, este cargo se volvió hereditario y el gobernante recibió el título de ensi; tenía entre sus funciones la defensa de la ciudad, la organización de las obras de riego y la dirección del culto a los dioses.

El Imperio acadio
Para el año 2500 a.C., el pueblo nómada de los acadios, que provenía de la península arábiga, invadió las ciudades sumerias y se estableció en el centro de Mesopotamia. En 2350 a.C., el rey acadio Sargón I aprovechó las rivalidades surgidas entre las ciudades sumerias para conquistarlas, y tomó de ellas su cultura y creencias religiosas. Tras esta conquista, Sargón ordenó eliminar las fronteras entre las ciudades, formándose así un gran imperio, que iba del golfo Pérsico hasta el mar Mediterráneo. La ciudad Akkad, se estableció como capital del Imperio acadio. Después de la muerte de Sargón, aproximadamente en el año 2125 a.C., los acadios fueron invadidos por los habitantes del noroeste de Mesopotamia, los Guti o dragones de la montaña, en el 2270 a.C. Bajo su poder se inició el resurgimiento de los sumerios al mando de rey de Gudea. Acción de pensamiento: Identifico los imperios de la antigua Mesopotamia.

El Imperio babilónico
Un siglo después del ataque de los Gutis al Imperio acadio, las ciudades sumerias iniciaron una lucha interna por el control político de Mesopotamia. Entonces, los amorreos (procedentes de Siria) conquistaron las ciudades-Estados y establecieron en ellas nuevas dinastías. Hacia 1762 a.C. uno de los reyes amorreos, el rey Hammurabi, unificó las ciudades del norte y del sur de Mesopotamia bajo el Imperio babilónico, y erigió como capital a la ciudad de Babilonia. La forma de gobierno del Imperio babilónico fue la monarquía. En esta, el rey era considerado un dios y gobernaba desde el palacio; nombraba sus propios funcionarios y gobernadores de las ciudades, entre otras disposiciones.
Hammurabi decretó el culto al dios Marduk como religión del imperio y oficializó la lengua acadia como idioma. Asimismo, creó un conjunto de normas y leyes para todo el imperio que se conoció como el Código de Hammurabi.

El Imperio hitita
Los hititas fueron un pueblo indoeuropeo que se ubicó en la Península de Anatolia, en la actual Turquía. Eran reconocidos por su fortaleza guerrera y espíritu belicoso. Entre los siglos XVIII y XIII a.C., los hititas crearon un imperio que se extendió por Mesopotamia y Siria, y eligieron la ciudad de Hattusa como su capital. Durante este período, los hititas rivalizaron con los pueblos mesopotámicos y el Imperio egipcio, enfrentándose a estos últimos en la Batalla de Kadesh en el año 1300 a.C. Los hititas fabricaron armas de hierro y mejoraron los carros de guerra tirados por caballos.

El Imperio asirio
Los asirios eran un pueblo ubicado al norte de Mesopotamia. En el siglo XIV a.C., comenzaron su expansión desde su ciudad capital, Assur, ubicada al sur, dominando la Mesopotamia, el Asia Menor y Siria. Con el tiempo, el Imperio asirio fundó una nueva capital, Nínive. Por medio de sus ejércitos, los asirios dominaron militarmente todos sus territorios y crearon un eficaz sistema de impuestos, lo cual les creó enemistad con los pueblos dominados. Esto fue aprovechado por los babilonios y los persas, para vencer a los asirios en el año 612 a.C.

Los neobabilónicos
Luego de la caída de los asirios, el rey Nabopolasar de Babilonia instauró el Imperio neobabilónico, el cual duraría menos de un siglo. En este corto período, Babilonia vivió un gran renacimiento bajo el reinado de Nabucodonosor II, ya que este apoyó las artes, el comercio y las grandes construcciones. Una de sus obras más representativas la constituyen los jardines colgantes, una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Los neobabilónicos heredaron de los asirios sus territorios y su organización administrativa, lo que les permitió obtener tributos para mantener su ejército y construir grandes obras públicas. No obstante, el imperio se debilitó y los persas lograron conquistarlo en el año 539 a.C.

Los medos y los persas
Los medos y persas eran pueblos de pastores de origen indoeuropeo que se ubicaron en la meseta de Irán: al norte los medos, al sur los persas. En el año 612 a.C., los medos se unieron a los babilonios y sometieron a los persas. Sin embargo, a mediados del siglo VI a.C., los persas, dirigidos por Ciro II el Grande, derrotaron a los medos y babilonios y empezaron su expansión.

Bajo el mandato de Darío I (521-486 a.C.), el Imperio persa alcanzó su mayor extensión: desde la India hasta los Balcanes y el noroccidente africano. Este gobernante intentó someter a las ciudades-Estado griegas, enfrentándolas en las Guerras Médicas (492-449 a.C.) con poco éxito.

Luego de esta guerra, el Imperio persa se debilitó y fue derrotado por el ejército del macedónico Alejandro Magno en el 331 a.C.
Bajo el dominio persa, Mesopotamia fue dividida en unidades territoriales llamadas satrapías, las cuales fueron gobernadas por funcionarios conocidos como sátrapas.
Acción de pensamiento: Identifico las características de la organización política de

La organización política en Mesopotamia
El rey o emperador era la autoridad máxima. Su poder era absoluto, hereditario y de carácter divino.

Los reyes
Los pueblos que habitaron Mesopotamia fueron gobernados por reyes y emperadores. Estos dirigentes concentraban todo el poder y tomaban las decisiones de su pueblo. El rey ejercía como máximo sacerdote, comandante del ejército, jefe de gobierno y principal autoridad del aparato administrativo. El título de rey era hereditario, es decir que lo recibía por descendencia familiar. Debido al poder que tenía, era considerado un intermediario entre los dioses y el pueblo.

Etapas de la organización política en Mesopotamia
La organización política en la antigua Mesopotamia pasó por dos etapas: las ciudades-Estado y el imperio.

Las ciudades-Estado. Fueron las primeras organizaciones políticas de Mesopotamia. Cada ciudad tenía su propio gobierno, su edificio principal o zigurat y autonomía política. Eran dirigidas por un rey y una clase aristocrática que tenían, entre sus funciones, ordenar la construcción de templos religiosos y grandes obras hidráulicas como canales y diques. También se encargaban de la recaudación de impuestos, la recolección de los excedentes de producción agrícola y la defensa militar de la ciudad.

El imperio. A partir de la invasión de los acadios, todas las ciudades-Estado fueron organizadas bajo un mismo gobierno, dando origen a los imperios. Con esta organización política, los reyes consolidaron su poder militar, político y religioso, y establecieron una ciudad capital, donde residían. Los imperios se extendieron territorialmente, por lo cual se hizo necesaria una clase militar para la defensa y una clase de funcionarios y escribas que administraran las ciudades y recaudaran los impuestos.


Economía en la antigua Mesopotamia
La economía de Mesopotamia se basó en la agricultura, la artesanía, la ganadería y el comercio:

La agricultura y la ganadería. Las culturas mesopotámicas cultivaron trigo, cebada, legumbres, olivos, palmeras y vid. Entre las especies ganaderas que los habitantes de Mesopotamia domesticaron y utilizaron en sus labores agropecuarias se encuentran los asnos, los bueyes, las cabras y las ovejas. Los primeros fueron utilizados para el transporte y en trabajos agrícolas como fuerza de tiro de los arados, mientras que los segundos producían carne, leche, lana y cuero.

El comercio. En un principio, se realizó por medio del trueque, es decir, por medio del intercambio de productos. Sin embargo, desde el Imperio acadio se instauró el uso de piezas de metal de oro y plata en el intercambio. Así surgió la primera moneda que recibió el nombre de talento.


La religión
Los habitantes de la Mesopotamia creían en varios dioses, por tanto eran politeístas. La tríada cósmica estaba conformada por Anu, dios del cielo, Enlil, dios del aire y Ea, dios del agua y creador de los hombres.

Esta creencia permite observar la importancia que la sociedad mesopotámica le daba a la relación entre las deidades y la naturaleza. Cada dios se manifestaba a través de fenómenos naturales, sueños y el arte de adivinación. Algunos adoptaban formas de animales o humanos, o la unión de los dos.

Las ciudades y las grandes obras
En arquitectura, el principal avance de las culturas mesopotámicas
fue la utilización del ladrillo y el adobe en la construcción de grandes edificios, murallas y templos. Otras invenciones arquitectónicas fueron el arco y la bóveda.
En ingeniería, los pueblos mesopotámicos se destacaron por la construcción de canales de riego, diques y represas utilizados para la producción agrícola.

La escritura y la educación
En Mesopotamia se desarrolló la primera forma de escritura con el nombre de cuneiforme. Esta fue inventada hacia el año 3100 a.C. por los sumerios y, con el tiempo, fue adoptada por las diferentes culturas mesopotámicas. Su importancia estaba en su utilidad para el comercio, las leyes, la literatura y la religión. Los escribas comenzaban su formación en la niñez al inscribirse en la edubba, o escuela de escritura, primera escuela de la que se tenga noticia.


La ciencia
Las culturas mesopotámicas lograron un adelanto científico notable. Establecieron las primeras nociones de astrología y astronomía, estudiaron los cambios de clima y desarrollaron el sistema sexagesimal para medir el tiempo. Estos conocimientos
les permitieron determinar con precisión cuáles eran las fechas de siembra y recolección de los cultivos.



Otras invenciones de esta comunidad fueron la rueda, el arado, el bote de vela, la polea y el desarrollo de la metalurgia del cobre y el bronce.